Sueldos ejecutivos: la vara del 31%, sujeto al impacto del dólar, inflación y Ganancias

Se espera que se vaya desacelerando la inflación y se reduzca la carga en Ganancias, aumentando el poder adquisitivo del empleado; que los ajustes vuelvan a ser por mérito; que mejore la dinámica del empleo; y que se fortalezcan las relaciones internacionales, atrayendo nuevas inversiones

El cambio de Gobierno trajo nuevos aires en las corporaciones. Si bien aún queda mucho por definir y ver, hay buenas expectativas sobre lo que pasará en la Argentina y eso, sin dudas, influye en el futuro salarial de los ejecutivos.

Se espera que se vaya desacelerando la inflación y se reduzca la carga del Impuesto a las Ganancias, aumentando el poder adquisitivo del empleado; que los ajustes vuelvan a ser por mérito; que mejore la dinámica del empleo profesional; y que se fortalezcan las relaciones internacionales, atrayendo nuevas inversiones.

De cumplirse estas expectativas, el escenario que le espera a los sueldos de los profesionales es optimista. Sin embargo, paso a paso. Nadie se anima a adelantarse tanto a estos hechos. Actualmente, las proyecciones que las compañías hacen respecto al aumento salarial para la primera parte de 2016 tienen bases en el pasado y no en el futuro.

Las empresas tienen aprobados sus presupuestos para el año que viene desde antes de las elecciones nacionales. Si bien, según Ignacio Martínez, gerente de Servicios de Información Salarial de Hay Group, la mayoría de las compañías intentaron estirar los tiempos tradicionales de la entrega de presupuestos lo más que pudieron -para tener mayor certeza sobre los posibles cambios políticos y económicos que podría tener la Argentina-, la incertidumbre y la necesidad de presupuestar hicieron que se vaya a lo seguro y se tomen datos de años anteriores.

Para el año que viene, las consultoras prevén un incremento salarial promedio del 31% para el personal fuera de convenio. La lógica de esta cifra descansa en los porcentajes que se vienen manejando. «El ejercicio es simple: este año el salario va a cerrar en 31,8%, entoncesrepliquemos el mismo número porque no tenemos información para basarnos en otra cosa», describe Martínez.

El fantasma de la devaluación que ocurrió en enero de 2014, que aceleró la inflación más de lo esperado, aún persiste. A las empresas les costó acomodarse a ese suceso y tuvieron que negociar un mayor presupuesto para responder a los aumentos salariales. Aprendida la lección, nadie quiere repetir el error, así que todos permanecen a la expectativa. «Entendemos que, en caso que el nuevo Gobierno implemente medidas que puedan impactar en los salarios, las empresas estarán atentas a efectuar cambios en este presupuesto, que ya tienen aprobado», afirma Marcela Angeli, directora de Towers Watson.

Sin embargo, todo dependerá de la inflación y las negociaciones de convenio fundamentalmente, indica Valeria Bohorquez, directora del negocio de Talent de Mercer para Argentina, Uruguay y Paraguay. «Nuestro último relevamiento a diciembre plantea un presupuesto promedio para incrementos del 30%. Aún es algo pronto como para estimar tendencia de inflación y de ajustes por paritarias», insiste.

Matías Ghidini, gerente General de Ghidini Rodil, explica que el ajuste salarial se realizará -como se venía haciendo- en dos tramos, el primero más fuerte entre marzo y abril, y el segundo, complementario, por septiembre u octubre. «De todos modos, es probable que las compañías relojeen de costado el impacto de las medidas del nuevo Gobierno y ajusten si resultase necesario. Puntualmente, cualquier escenario de devaluación, obviamente, alteraría el 30% y generaría un recálculo inmediato», explica.

Por su parte, Martínez sugiere a las empresas que comiencen a plantearse distintos escenarios a futuro sobre lo que podría ocurrir para tener mayor reacción en caso de que sucedan. «Hay mucha incertidumbre sobre qué va a pasar, pero todos afirman que algo ocurrirá. El problema es que nadie sabe qué, ni cuándo ni en qué magnitud», sostiene.

«El año 2016 trae vientos de cambio e importantes expectativas de inversiones en el país que redundarán, eventualmente, en una reactivación del crecimiento económico y mayor actividad al ámbito privado. Cuando esto sucede, el mercado laboral también se reactiva, hay mayor movilidad y los salarios siguen al juego de la oferta y demanda de empleo y de determinados perfiles», describe Bohorquez.

Si bien cada medida del nuevo Gobierno liderado por Mauricio Macri es analizada con cautela, realmente existen expectativas de cambio en la política económica que mejoren la dinámicadel empleo profesional. «Esto, sin dudas, alterará las condiciones de negociación salarial desde varios ángulos», señala Ghidini.

El gerente General observa que, si la inflación comienza a desacelerarse, la urgencia por la revisión salarial debiera ir disminuyendo, quitando peso sobre el componente inflación y pasando al ajuste por mérito. «Conforme la economía se recupere y estabilice, es lógico suponer que en las empresas la tensión sobre los sueldos ejecutivos tenderá a disminuir. Ciertamente, no existe un plazo claro para esto, pues dependerá de la suerte de la gestión del nuevo Gobierno», dice.

En tanto la inflación comience a controlarse y moderarse, volverá a tener mayor espacio y relevancia la posibilidad de reconocer el mérito vía aumentos de sueldo diferenciados, de acuerdo al desempeño de cada empleado, agrega Bohorquez. De esta forma, los ajustes salariales del personal fuera de convenio, nuevamente, se vincularán mayormente sobre el eje de la performance y el mérito profesional.

Frente a este posible nuevo escenario, tendrá que ser la gestión de Recursos Humanos de las empresas la que restituya el concepto de «meritocracia», el cual se ha ido perdiendo frente a presupuestos salariales por debajo de la inflación real, señala Angeli. «Los ascensos y promociones, el cumplimiento de los objetivos o proyectos, y las evaluaciones de desempeño son los caminos para conseguir mejoras económicas», destaca Ghidini.

Pero, todavía no se pueden dejar a un lado las negociaciones por convenio colectivo -cuyos acuerdos están vinculados al entorno político y social-, dado que jugarán un papel preponderante en los sueldos que, por el momento, tendrán los profesionales no sindicalizados. «Desde hace unos años que el porcentaje en el que se cierra cada paritaria termina por definir los sueldos ejecutivos. En este sentido, se estima que las negociaciones van a ser más tensas y complejas», describe Ezequiel Palacios, socio Director de Glue Consulting.

Miguel Terlizzi, director General de HuCap, advierte, a partir de lo que se puede vislumbrar de las paritarias, que nadie, en general, y menos los gremios, querrá resignar poder adquisitivo. «Si bien se podría pensar en un escenario de negociación en base a una inflación futura, lo acontecido en materia de remarcación de precios ya anticipa que habrá pisos que reflejan la ‘avivada criolla’», analiza. Lo que podría terminar de definir el escenario y porcentuales de negociación depende de cómo se termine desarrollando el impacto de las medidas económicas del nuevo Gobierno. Y aún hay que esperar.

Otra expectativa en vistas al salario ejecutivo para 2016 está relacionada con la reducción de la carga del Impuesto a las Ganancias, que fue una promesa electoral de Macri. «Tarde o temprano ocurrirá y, cuando eso suceda, sin dudas, los sueldos ejecutivos se verán beneficiados», afirma Ghidini. Sin embargo, aún se desconoce en qué sentido y qué efecto tendrán las posibles modificaciones en los salarios. «Igualmente, creemos que el mayor impacto, en caso de existir algún cambio, será en los ejecutivos de mandos medios», dice Angeli. Palacios coincide y agrega que si, además, las medidas tendientes a bajar la inflación funcionan, entonces un importante número de ejecutivos -sobre todo en posiciones de mandos medios- contará con un mayor poder adquisitivo.

Asimismo, según Ghidini, los más beneficiados de esta posible medida serán las áreas de Recursos Humanos, que podrán volver a «gestionar las compensaciones de manera profesional, desechando las distorsiones actuales, tales como ofrecer y negociar salarios en valores netos en mano o generar medios de pagos alternativos informales para ejecutivos de altas jerarquías».

Tanto la inflación, las negociaciones paritarias como la reducción en la carga del Impuesto a las Ganancias tendrán efecto en el solapamiento salarial, uno de los temas que más preocupación causó en estos últimos años. Se espera que el mismo se vaya corrigiendo en la medida en que los aumentos para los de fuera y dentro de convenio estén alineados. «El solapamiento de netos podrá desaparecer una vez que se vuelva más racional el cálculo del impuesto a las Ganancias y se eliminen las normas distorsivas que se han implementado en los últimos años», concluye Bohorquez.

Siguiendo con la lista de expectativas, desde Towers Watson, Angeli considera que el mayor impacto que puede venir del nuevo Gobierno son las buenas relaciones internacionales y la seguridad institucional, que permitirían atraer nuevas inversiones en el país por parte de las empresas.

Por su parte, Palacios entiende que el aumento en el tipo de cambio facilitaría que los salarios argentinos sean más competitivos en la región y esto podría impulsar que más empresas multinacionales decidieran invertir y establecer nuevamente su hearquarter regional en el país.

«Si bien los cambios no se darán de la noche a la mañana, se espera que esta nueva gestión genere una renovada confianza de inversores extranjeros en el país, además de nuevas inversiones locales, generación de fuentes de trabajo, así como el acceso a nuevas prácticas de gestión«, señala a El Cronista María Fernanda Alvarez Apa, manager de People & Change en PwC Argentina

La Argentina está atravesando un momento de mucha incertidumbre, en donde la predisposición para negociar los incrementos salariales aún es baja. «Las compañías están muy expectantes respecto de las primeras decisiones que se tomen y esto hace difícil prever cuáles serán los sectores y posiciones que más se beneficiarán y cuáles se verán más perjudicados», explica Palacios.

Sin embargo, los consultores sostienen que hay buen augurio para las economías regionales que se espera que se reactiven, beneficiando a industrias tales como las agroexportadoras. Martínez considera que la eliminación de retenciones para el campo y las exportaciones regionales va a generar un impacto positivo en los sueldos.

Carolina Charnis, gerente de Compensaciones de Aon, también suma, dentro de los sectores con buenas perspectivas, a energía y minería. «Tendrán un papel importante en 2016 y las posiciones que se beneficiarán o se destacarán son los puestos especializados de cada industria», indica.

A su vez, la suerte de las automotrices y autopartistas estará un poco más relacionada con la evolución del mercado brasileño, pero también podría repuntar, estima Bohorquez. En cuanto al consumo masivo, puede verse incentivado si la inflación se controla, así como la industria financiera, si crece la actividad económica general del país.

Respecto a las industrias que podrían salir perdiendo en 2016, el panorama todavía no está tan claro. Martínez se adelanta y dice que, si se abren las importaciones, sectores industriales que ensamblan electrodomésticos o artículos tecnológicos podrían llegar a verse golpeados. «Aunque hay que ver y entender las medidas que se tomen», enfatiza.

Si bien las expectativas respecto al país y los salarios ejecutivas son positivas, las empresas y el Gobierno tendrán que enfrentarse a varios desafíos.

Para el año próximo, uno de los puntos principales a analizar tiene que ver con cómo hacer más competitivo el mercado argentino al mundo, entendiendo que tanto el tipo de cambio como los niveles inflacionarios definirán esto. En vista al contexto que se acerca, las negociaciones salariales son un reto inmediato. «Hay que esperar a conocer las nuevas medidas del Gobierno y qué papel tomará en relación a las paritarias, porque éstas van a ser un punto de conflicto», indica Charnis.

De acuerdo con Palacios, el mayor desafío para las empresas está en revertir el solapamiento salarial que se viene produciendo en los últimos años y hace que hoy, en una misma estructura, convivan posiciones más operativas con salarios más altos que quienes ocupan puestos jerárquicos.

Por otro lado, Ghidini alerta a las empresas para que pongan foco en cuidar a sus talentos clave. «Si aumentan las ofertas laborales profesionales, las compañías tendrán que estar más atentas a sus políticas de compensaciones y beneficios porque dispondrán de menos margen para dilatar aumentos», argumenta.

«El año 2016 será, sin dudas, de transformación para la Argentina, en el cual se espera pueda disminuir el nivel de inflación y lograr estabilidad respecto del tipo de cambio para atraer inversiones. Si bien es posible que el primer semestre represente un periodo más desafiante, ya que las medidas a tomar son complejas, serán las que impulsen el crecimiento del país», concluye Palacios.

Fuente: IProfesional